Monday, July 03, 2006

CLASE 2

PROBLEMÁTICAS SOCIOLÓGICAS Y ANTROPOLÓGICAS

PROFESOR CARLOS ALBERTO PRADA



En la clase anterior hice una serie de afirmaciones con referencia a los aportes que la antropología y la sociología pueden hacer a la sicología. Ahora tengo que empezar a justificar esas afirmaciones, cosa que voy a hacer a lo largo de todo el cuatrimestre. Hoy voy a tratar de justificar la afirmación de que la lingüística, gracias al desarrollo que alcanzó en el siglo xx, posibilita vincular entre sí los conocimientos de la sociología y de la antropología y utilizar algunos de esos conocimientos, como aportes de esas disciplinas a la sicología y a la educación, etcétera. O sea, yo dije que la lingüística es la disciplina que posibilita la interacción entre las distintas ciencias del hombre. Unas disciplinas humanísticas pueden utilizar válidamente, ciertos conocimientos traídos de otras disciplinas humanísticas, gracias a los aportes de la lingüística. En la clase pasada hice esta afirmación y la clase de hoy se va a dedicar a tratar de justificar eso. En principio vamos a tratar de tomar por base la historia del universo. A esa historia que abarca millones y millones de años, la vamos a considerar en tres etapas que creo que nos van a servir para esta justificación. Esta historia la tomo de los conocimientos más divulgados de la física, que dicen que en el principio, en el origen del universo, después de una gran explosión, empezó a existir la materia en una forma bastante caótica. Eran todos elementos que se entrechocaban entre sí, y que de pronto, algunos por determinadas circunstancias de sus condiciones fisicoquímicas, se combinaban y formaban distintos compuestos. Por ejemplo, unos átomos de oxígeno se combinaban con átomos de hidrógeno y así se formaban las moléculas de agua, etcétera, etcétera sea, que en ese movimiento, en ese entrechocarse de gases de los distintos elementos, se fueron conformando los líquidos y los sólidos, se fueron dando los diferentes estados físicos de la materia. Y así se fue organizando el universo. Podemos dibujar tres círculos concéntricos, y poner en el círculo central, que vendría a ser el origen del universo, la palabra materia, que es lo que fue el universo en su origen. La materia se rige por las leyes de la física y de la química. Por ejemplo, por el principio de acción y reacción. La fricción de los distintos elementos entre sí, va provocando diferentes resultados por efecto de esas leyes. Yo no estudié física ni química así que no puedo ser más explícito, pero me refiero a la combinación de elementos en compuestos con absorción y liberación de energía etcétera. Y me refiero también, a cómo se fue organizando la materia en sus diferentes estados y constituyendo cuerpos con formas, características y comportamientos regidos por las leyes de la física y de la química. Con estos elementos, ya podemos pensar en cuestiones como la tierra, el agua y el aire, por ejemplo. Podemos decir que además de esta materia y además de estas leyes de la física y de la química, que rigen las relaciones entre los distintos elementos que constituyen la materia, en esta etapa hay algo más, algo que ya es parte de lo que yo les propongo pensar, ya es parte de la propuesta de estudio que yo les traigo. Y eso que es parte de mi propuesta y que ya está presente en esa primera etapa de la historia del universo, es la información. Podemos decir que en esos roces, en esa fricción, en ese entrechocarse de elementos hay intercambio de información. Pero para poder decir esto, tenemos que definir a la información de un modo distinto al habitual. Yo tomo una definición de Bateson que dice que toda modificación producida por un sistema en otro sistema, es información. Y sistema puede ser cualquier cosa. Una piedra que cae en la arena, por ejemplo, deja una huella. Entonces, decimos que el sistema piedra, dejó una huella en el sistema arena. Y eso, es una información. Es la forma más elemental de pensar una relación entre dos elementos, lo que ya es decir, entre dos sistemas. Cuando un sistema sufre alguna modificación producida por otro sistema, es porque hubo intercambio de información entre esos dos sistemas. Hubo una interacción a la que podemos llamar información. Esto es la información básica de la informática. En la computadora todo se rige por el pasaje o no pasaje de energía a través de una de las patitas de esos enchufecitos que se llaman chips. Entonces, podemos decir que en esta etapa inicial del universo hay materia que está sometida a las leyes de la física y de la química y que los elementos constitutivos de esa materia son sistemas que al relacionarse entre sí, producen intercambio de información. Y también podemos decir que todo eso es real. Podemos decir que ese universo material, regido por las leyes fisicoquímicas y constituido por sistemas elementales que al relacionarse producen información, pertenece al orden de lo real. Real viene de res, que es cosa en latín. O sea, que ese universo, es todo real, es todo cosa. Y esto es así hasta que en algún momento de la historia del universo, un conjunto de elementos se relaciona de modo tal que constituye una célula viva, que va a tener la característica de repetirse, de reproducirse igual a sí misma. A esta etapa en la que aparece la vida, la vamos a inscribir en el segundo de los círculos concéntricos de nuestro dibujo. Es importante subrayar que todo lo que está en el primer círculo, en el círculo central, sigue estando en el segundo círculo. Donde aparece la vida, también hay materia, también rigen las leyes de la física y de la química, también hay intercambio de información. Todo eso que dijimos que pertenece al orden de lo real, es necesario para la vida, pero no es suficiente para la vida. Las leyes de la física y de la química también actúan en la materia viva, pero la vida tiene otras leyes. La vida tiene sus propias leyes que son las leyes biológicas. ;Las leyes biológicas tienen que ver con la adaptación, con la reproducción, con el crecimiento, etcétera, etcétera. Cada especie tiene sus necesidades especificas y también hay necesidades más o menos generales. Pero todos los seres vivos necesitan de algún tipo de intercambio con el medio para cumplir su ciclo biológico. Los seres vivos tienden a repetirse, a reproducirse. Pero en esa repetición se van produciendo, accidentalmente, cambios que se llaman mutaciones. Cuando el resultado de una mutación es un ser viable, ese ser se va a reproducir incorporando esa mutación y vamos a tener una nueva especie. Si la mutación produce un ser inviable, esa historia se termina ahí. Lo que me interesa señalar es que no existe la evolución tal como lo propone la teoría darviniana. Esa supuesta evolución desde lo simple hacia lo superior, es un mito que la ciencia fue descartando a lo largo del siglo 20. Los biólogos han ido descubriendo que las transformaciones que van dando origen a nuevas especies, se producen por mutaciones accidentales. Estas mutaciones pueden ser consecuencias de determinadas condiciones ambientales, pero suceden accidentalmente, y pueden tanto favorecer como perjudicar las posibilidades de adaptación al medio de la especie que las sufre. La teoría evolucionista supone que cada especie que resulta de una nueva mutación, es superior en cuanto a su capacidad de adaptación al medio, de propagación y de supervivencia. Pero eso está desmentido por los hechos históricos. Se puede hablar de evolución desde el punto de vista del nivel de complejidad de los organismos vivos. En general, las mutaciones tienden a una mayor complejidad, van agregando, sumando elementos que complejizan los órganos y sus funciones. Pero esa mayor complejidad no va en paralelo con una mayor capacidad de adaptación al medio, ni con mayores posibilidades de propagación y de supervivencia. Hay especies muy simples que son extraordinariamente exitosas en esos aspectos. Y hay especies que podríamos considerar superiores por su grado de complejidad biológica, que prosperan y alcanzan un desarrollo importante en condiciones favorables y luego desaparecen. Los dinosaurios, por ejemplo. Eran los más fuertes y de repente, desaparecieron. Entonces, hay mucho que discutir cuando se habla de selección natural, de supervivencia de los más aptos, etcétera, etcétera. O sea, que eso de que los más fuertes van a ser los que predominen y los que sobrevivan mejor, es un mito. Un mito que en algún momento fue aceptado por la ciencia, pero que ahora se sabe que no es así. Por lo que se puede comprobar hasta ahora, la naturaleza no tiene favoritos y la historia biológica es bastante más azarosa de lo que se suponía. Y hoy se puede afirmar que la competencia no es lo más eficaz para el fortalecimiento de una especie. Prosperan mejor, son más exitosas las especies en las que existe cooperación entre sus individuos. La competencia no genera las mejores formas de convivencia, ni las mayores posibilidades de subsistencia. En la competencia los individuos de una misma especie se eliminan entre sí. A veces los machos más fuertes mueren en la pelea por el predominio. Hay documentales que muestran como se traban las cornamentas de dos alses. Son ejemplares soberbios, los más poderosos de una manada y quedan así hasta que se mueren. Y el que se queda con las hembras es uno más débil que no entró en la competencia. En África, en épocas de sequía, millones de animales se trasladan en busca de agua. Y donde está el agua, están los cocodrilos hambrientos que se van a comer a los primeros en llegar, que son justamente, los más fuertes. Así que eso de que siempre les va mejor a los más fuertes también es un mito. Si nos proponemos comprender al ser humano y pensar en mejores formas de convivencia, es importante cuestionar estos mitos porque muchas veces se pretende que el comportamiento de los animales es un modelo a imitar para los seres humanos. Y se apela a la supuesta sabiduría de la naturaleza para tratar de justificar nuestros errores. El mito de que la competencia conduce a la excelencia es responsable en parte, de muchos de nuestros males por ejemplo, la crisis ambiental. Por eso hay que empezar a destruir estos mitos, porque no nos ayudan para nada a comprender al ser humano, que es lo que nos estamos proponiendo. Entonces, en el más pequeño de los círculos concéntricos de nuestro dibujo tenemos materia, leyes físico-químicas, intercambio de información y tenemos que todo eso es real. En el segundo círculo, que incluye todo lo que hay en el primer círculo, además, tenemos seres vivos, necesidades biológicas, leyes biológicas y comportamientos instintivos. Un león, por ejemplo, necesita alimentarse. Y para alimentarse tiene que saber qué comer, dónde encontrar presas, qué estrategias emplear para cazar, etcétera, etcétera. Para esto el león cuenta con una gama muy compleja de comportamientos instintivos que en su ambiente natural, se transmiten en forma estandarizada de generación en generación. Estos comportamientos instintivos responden a las leyes biológicas de la adaptación que no se pueden explicar sólo como fenómenos físico-químicos, pese a que indudablemente, la física y la química están presentes en los hechos biológicos. Las leyes biológicas tienen que ver con la relación entre los seres vivos y su ecosistema. Todos los comportamientos que responden a las leyes de la adaptación sólo se pueden desarrollar en tanto y en cuanto el ser vivo esté en su hábitat natural, o en otro medio que le proporcione las condiciones para satisfacer sus necesidades biológicas. Esto se ve muy claramente en las plantas. Porque la planta tiene menos posibilidades de adaptación. De todos modos, también hay plantas más sensibles y hay otras que toleran mejor las condiciones adversas. Y también hay animales que tienen muy poca capacidad de adaptación. O sea, que en esto de la adaptación hay una gran diversidad de posibilidades. No hay cosas que sean lineales en la biología. En general no se pueden hacer afirmaciones absolutas en la biología estas cosas son bastante relativas. Lo que sí se puede decir es que la mayoría de los animales necesita percibir en su entorno las características básicas de su hábitat natural para poder desarrollar sus comportamientos instintivos. Si un animal crece fuera de su ambiente natural, lo más probable es que no desarrolle sus comportamientos instintivos y que no pueda sobrevivir por sus propios medios. Entonces, los animales para desarrollar sus comportamientos instintivos necesitan disponer de determinado campo perceptual. Ese campo perceptual adecuado para el desarrollo de los comportamientos instintivos, es específico para cada especie, es a lo que llamamos imaginario. El imaginario de una especie es ese campo perceptual necesario para que esa especie desarrolle sus comportamientos instintivos. O sea que cuando empieza a existir la vida, a lo real se le suma lo imaginario. La realidad no es lo real, sino la percepción que cada ser vivo tiene de lo real. Lo real, en su totalidad, es inabarcable para cualquiera de los seres vivos. Pero cada ser vivo tiene una percepción de algo del orden de lo real. Y la percepción que cada ser vivo tiene de ese algo del orden de lo real, es la realidad para ese ser vivo. El imaginario de cada ser vivo se conforma con elementos de su realidad, o sea, de aquello que ese ser vivo percibe del orden de lo real. Hay un etólogo muy importante, Conrad Lorenz que ha estudiado mucho el comportamiento animal. Hay un libro de él fácil de leer y muy interesante, que se llama «Hablaba con las aves, los peces y las bestias». Conrad Lorenz ganó un premio Nobel por sus investigaciones en etología. Y escribe de un modo sencillo, describe descubrimientos importantes en forma de anécdotas caseras y divertidas. Sus libros son simpáticos de leer. Es uno de los pocos científicos que no escribe en difícil. Uno de los grandes descubrimientos de Conrad Lorenz tiene mucho que ver con esto del imaginario. Resulta que él tenía una gansa que estaba empollando. Y cuando nacieron los gansitos la gansa se murió. Eran doce gansitos y al tratar de alimentarlos, Lorenz se dio cuenta que era difícil enseñarles a comer. Los gansitos siguen a la madre y cuando se encuentran con el alimento, comen. Pero Lorenz los ponía frente al alimento y no comían. Entonces trató de que los gansitos lo siguieran, como hacen con la madre. Y descubrió que si caminaba normalmente, no lo seguían. Pero si caminaba en cuclillas, tratando de imitar a la gansa sí lo seguían. Y fue hasta el alimento caminando en cuclillas y los gansitos lo siguieron y empezaron a comer. ¿Qué pasaba? Que el perfil de Lorenz en cuclillas tenía cierta semejanza con la silueta de la gansa. Lorenz dedujo de esta observación, que era la imagen de esa silueta, era ese perfil de la madre gansa, lo que desencadenaba en los gansitos los comportamientos instintivos. Pero no se quedó sólo con esa observación. Siguió experimentando. Probó con una silueta de cartón y tuvo el mismo resultado. El cuenta esto de un modo muy gracioso. Dice que los vecinos lo tomaban por loco cuando lo veían caminar en cuclillas por el jardín. Y que él estaba muy contento porque había hecho un descubrimiento importante, perola mujer se puso furiosa porque él entró al comedor caminando en cuclillas y los gansitos lo siguieron y ensuciaron toda la alfombra. Después lo experimentó con otros animales y descubrió que todas las especies tienen una imago, una imagen de origen, digamos, una imagen básica, y que es esa imagen la que dispara o desencadena los comportamientos instintivos. Esta imago es específica para cada especie y está configurada en cada individuo de cada especie. Por eso se le llama imaginario a esa relación perceptual de los seres vivos con sus ecosistemas, que es necesaria para que se desencadenen los comportamientos instintivos. Imaginario porque se refiere a esa imago, a esa imagen origen que produce esa atracción que convoca a los individuos de cada especie a comportarse de acuerdo con sus instintos. Para cada animal, la imagen que va a disparar sus comportamientos instintivos, es una imagen que tiene que ver con su propia especie. Si Lorenz logró que los gansitos actuaran como gansitos, fue porque les mostró una imagen semejante al perfil de una gansa. Y puede ser que estos gansitos no hayan visto nunca a su madre. Puede ser que esa gansa haya muerto justo antes de que ellos rompieran el cascarón. Pero ellos ya traían configurada esa imagen. Todos los gansitos tienen configurada esa imagen. Todos los individuos de cada especie tienen configurada genéticamente, la imagen específica que va a desencadenar sus comportamientos instintivos. No siempre va a ser la imagen de la madre. Hay animales que cumplen su ciclo biológico sin ver a su madre. Hay hembras que ponen los huevos y si te he visto no me acuerdo. Hay seres vivos que no tienen órganos visuales. Hay mariposas que mueren enseguida de poner los huevos. Pero siempre hay una imagen preconfigurada genéticamente, que se corresponde con algún elemento del ecosistema al que pertenece la especie. Y la percepción de aquel elemento del ecosistema que se corresponde con esa imagen preconfigurada genéticamente, es el disparador de la cadena de comportamientos que posibilitan la continuidad de la especie. Decíamos que en el segundo círculo está todo lo que está en el primer círculo y hay más. Hay seres vivos, hay necesidades biológicas, hay leyes biológicas, hay comportamientos instintivos, hay imaginario. Y también hay información con un grado de complejidad mucho mayor que en el primer círculo. Las hormigas exploradoras avisan a sus compañeras en qué rumbo hay que buscar el alimento. Las abejas tienen una especie de danza con la que se indican dónde hay flores para proveerse de néctar. Los teros, los chajás, infinidad de animales ante un peligro, tienen sus señales específicas para alertar a la bandada o a la manada o lo que sea. Eso es un intercambio de información. Ahora, si comparamos este intercambio de información con el caso de la piedra que cae y deja una huella en la arena, que dijimos que también es un intercambio de información, es evidente que en este caso hay algo más. Hay por ejemplo, un tero que descubre a un depredador en acecho y grita y toda la familia de teros alza el vuelo. Son seres vivos, son sistemas más complejos que la piedra y la arena. Y nos damos cuenta de que en ese intercambio de información hay algo más, no es tan elemental como la piedra que cae y deja su huella en la arena. Hay algo más. Y a ese algo más, es a lo que le llamamos comunicación. La comunicación siempre presupone un código en común. Entre la piedra y la arena no hay ningún código en común. Cae la piedra, deja su huella y hay información porque hay una modificación producida por un sistema en otro sistema, pero no hay comunicación, porque no hay ningún código en común entre esa piedra y esa arena. Por eso no hay comunicación entre la piedra y la arena. No hay un mensaje que la piedra emite y la arena recibe. En la comunicación hay un mensaje, hay un emisor de ese mensaje, hay un receptor de ese mensaje y hay un código compartido que el emisor utiliza para enviar el mensaje y el receptor utiliza para decodificarlo. Los animales están equipados genéticamente, con los códigos para interpretar los mensajes de sus congéneres. Ya sea para alertarse ante un peligro, para aparearse, para organizarse en la cacería, para definir su territorio, etcétera, etcétera. La posibilidad de comunicación entre los animales abarca desde códigos muy simples hasta algunos muy complejos. Los mensajes se transmiten por diferentes canales. Puede ser un grito, o cualquier otra señal sonora, puede ser un cambio de color, pueden ser distintas formas físicas de mostrarse. Pero lo cierto es que en el ámbito de la biología, ya hay comunicación. Entonces, en este segundo círculo tenemos la materia del primer círculo, en compuestos muy complejos que constituyen la materia viva, que tiene la capacidad de reproducirse. Tenemos las leyes fisicoquímicas que siguen actuando sobre la materia viva, pero además tenemos las leyes biológicas que son específicas de los fenómenos vitales. Tenemos lo real más lo imaginario, que es la percepción que los seres vivos tienen de lo real, y decimos que lo real se conjuga con lo imaginario en algo a lo que llamamos la realidad. Tenemos seres vivos con comportamientos instintivos que resultan de su relación con el ecosistema al que pertenecen. Y tenemos comunicación, que es un intercambio de información complejo, que implica la posibilidad de enviar, recibir y decodificar mensajes, gracias a la existencia de códigos compartidos.
Pregunta: «¿Las computadoras también se comunican?»
Prada: Sí, las computadoras también se comunican. Una computadora puede enviarle un mensaje a otra computadora dándole la orden de activar un programa, por ejemplo, y la otra computadora puede recibir ese mensaje, decodificarlo y activar el programa indicado. Y aquí vamos llegando al tercer círculo, que es el más abarcativo. Porque este círculo incluye todo lo anterior y agrega algo. Aquí nos encontramos con un animal muy particular. Aquí aparece la vida humana. Y aquí hay un salto cualitativo. El hombre no es simplemente, más complejo, o más inteligente que los demás animales. Ni siquiera creo que se pueda afirmar que el ser humano sea superior a los demás animales. Tal vez hay algunas cosas en las que se pueda decir que es superior y otras en las que se puede decir que es inferior. Al nacer, el hombre es uno de los seres más desvalidos. No sé si hay otro más desvalido que el hombre en el momento de nacer. Hay especies en las que las crías son muy vulnerables, pero eso se compensa con mayor fertilidad. O sea, que ponen miles de huevos y sobreviven unos pocos. Hay una relación directa de a mayor vulnerabilidad, mayor fertilidad. El hombre nace de a uno por vez, tiene un período de gestación bastante prolongado, nace neurológicamente inmaduro y sin posibilidad ninguna de sobrevivir por sus propios medios. Sí que, desde ese punto de vista me parece que es inferior a muchas otras especies. En cuanto a sus aptitudes físicas, no se puede decir que sea el más fuerte, ni el más veloz, ni el más ágil, ni el más resistente. En todos esos aspectos supera a algunas especies y es superado por otras. Es difícil sostener científicamente, una afirmación acerca de la superioridad del hombre. A lo que quiero llegar es a que el hombre es un animal distinto, no superior ni inferior, sino distinto al resto de los animales. Puede ser superior en algunas cosas y puede ser inferior en otras, según desde qué lugar se lo considere. Pero es cualitativamente, diferente a todas las demás especies. ¿Y qué es lo que marca esta diferencia cualitativa entre el ser humano y las demás especies?
Pregunta: «¿El hecho de que el ser humano no tiene instintos?»
Pregunta: «¿Pero por qué afirmamos que el ser humano no tiene instintos?»
Prada: Porque no hay nada predeterminado genéticamente, que diga de qué manera tiene que satisfacer sus necesidades el ser humano. Los otros animales tienen predeterminado el modo de satisfacer sus necesidades, por ejemplo, el hambre. Un león sabe que tiene que comer carne y aunque esté muerto de hambre, no se hace vegetariano. Ningún animal va al mercado a ver con qué se tienta para el almuerzo.
Pregunta: «¿Pero el supermercado, no es un ecosistema que el hombre se inventó?»
Prada: A eso vamos. El hombre, el ser humano, se inventa la forma de satisfacerse. Por eso podemos afirmar que el ser humano no tiene instintos. Porque los instintos no se inventan. Los instintos están incorporados en el código genético. El animal sabe lo que tiene que comer y sabe cómo va a buscar su alimento. En muchas especies los adultos enseñan ese saber a sus crías, pero la forma en la que se realiza esa enseñanza, también está establecida genéticamente. El hombre no tiene ese equipamiento instintivo incorporado en su código genético. Ahora bien, a lo que yo quería llegar es a cuál es la diferencia fundamental, la diferencia esencial entre el ser humano y los demás animales. Y esa diferencia es el lenguaje, es la capacidad de simbolizar. El lenguaje humano es sustancialmente, diferente a todas las formas de comunicación que existen entre los demás seres vivos. Los seres humanos, por medio del lenguaje, intercambian información y se comunican enviando y recibiendo mensajes. Pero en esa comunicación hay algo más, hay algo distinto, hay algo que no está en la comunicación entre los demás seres vivos. Y ese algo es la interpretación. ¿Qué quiere decir esto? Que nosotros no decodificamos los mensajes que intercambiamos entre nosotros. Lo que nosotros hacemos con los mensajes es interpretarlos.. Si tuviéramos un código en común, podríamos decodificar los mensajes de un modo inequívoco y no existirían los malentendidos. Pero el malentendido existe y es el malentendido el que nos hace humanos. Y el malentendido existe porque el lenguaje humano es arbitrario. Tratamos de representar a las cosas por medio de palabras, pero no hay nada del orden de lo real, que vincule a esas palabras con las cosas que pretendemos que representen. Por eso nuestro lenguaje es arbitrario y es impreciso. Además, cambia de un lugar a otro, de una época a otra. Cambia incluso en el día a día de un mismo lugar. En una misma familia, se pueden observar diferencias de vocabulario entre las distintas generaciones. Y una misma palabra puede representar ideas muy diferentes aún entre los integrantes de un mismo grupo. Por eso existen los malentendidos que nos hacen humanos. Si fuéramos computadoras nos comunicaríamos por medio de códigos precisos, que podríamos decodificar inequívocamente. En la arbitrariedad, en la imprecisión de nuestro lenguaje, en el malentendido, ahí está nuestro problema. Y ahí está también, nuestra posibilidad de hacer algo distinto de lo que hacen los otros seres vivos y de lo que hacen las computadoras.
Pregunta: «¿La interpretación también puede variar por el estado de ánimo del receptor?»
Prada: Por supuesto. Y por muchas cosas más. Por la historia, por el contexto, por una infinidad de elementos circunstanciales. Todo influye en la interpretación. La posibilidad del malentendido es permanente. Cualquier cosa que nombremos podría ser nombrada de otra manera, de mil modos distintos. No hay ninguna cosa para la que podamos tener una sola forma de nombrarla. Ninguna palabra, ninguna representación, tiene una ligazón directa con alguna cosa concreta de lo real. Todo el lenguaje humano es inventado arbitrariamente. Así que nosotros, los seres humanos, además de lo real y de lo imaginario, tenemos lo simbólico. Hay que decir que nosotros también necesitamos de otro de nuestra especie, necesitamos de esa imago, de esa imagen de origen, de esa imagen básica, para que se puedan desarrollar nuestras aptitudes, nuestras capacidades. Por eso si se pone a un bebé de seis o siete meses frente a un espejo, se interesa y se divierte mucho con su imagen. Y el ser humano sigue interesado en el espejo durante toda su vida. El ser humano no deja nunca de mirarse al espejo. Pero el que es nuestro verdadero espejo es nuestro semejante. Es alguno de nuestra especie. Porque nosotros también tenemos imaginario. Pero nosotros tenemos algo más que lo real y que lo imaginario, nosotros también tenemos lo simbólico. Tenemos la capacidad de simbolizar. Esto es lo que nos distingue de los demás seres vivos. Que además de estar constituidos por lo real y por lo imaginario, estamos constituidos por la capacidad simbólica, que es esta capacidad de representarnos las cosas en ausencia de las cosas. Yo puedo hablar del elefante y puedo representarme al elefante, aunque no haya ningún elefante en miles de kilómetros a la redonda. Yo puedo utilizar palabras refiriéndome a cosas que no están. Y puedo representarme cosas que no están por medio de palabras que no tienen ninguna relación concreta con esas cosas. No existe ninguna palabra que pueda representar exactamente a una cosa y sólo a esa cosa. Todas las palabras, inexorablemente, pueden ser interpretadas de muchas formas diferentes. Los signos matemáticos son los que más se acercan a la representación exacta de las cosas. En los símbolos matemáticos es donde más se aproximan lo simbólico y lo real. Los signos matemáticos generalmente aluden a una relación. Pero así y todo, hay que seguir precisando, por eso se habla de números reales, de números imaginarios, etcétera. Yo puedo partir una manzana en tres partes iguales, pero si quiero representar a una de esas tres partes con un número, me encuentro con que no hay ningún número que la pueda representar exactamente. Porque esa parte es un tercio de la manzana, pero ¿cuál sería el número para representar un tercio? 0, y una sucesión infinita de 33. Todo esto denuncia las limitaciones del lenguaje, denuncia la dificultad del lenguaje para representar a cabalidad lo real. Todo lo que nosotros hacemos para llevar adelante nuestra vida, está mediatizado por lo simbólico. Y la ciencia que descubrió estas leyes de la capacidad simbólica, fue la lingüística. Por eso dije que la lingüística es la ciencia que nos permite relacionar a las distintas ciencias del hombre, aplicando válidamente, los descubrimientos de la antropología a los problemas de la sociología, o los conocimientos de la sicología a los problemas de la pedagogía, etcétera, etcétera. El objetivo de esta clase es justificar esa afirmación. Nosotros vamos a tratar de aprovechar estos conceptos de la lingüística para ver qué cosas de la antropología nos pueden ser útiles a la hora de tratar de comprender a un ser humano, ya que de eso se trata nuestra profesión. Hay quien califica a los antropólogos como constructores de otredad. Porque la antropología surge a partir de la revolución industrial, cuando los países que lideran el desarrollo capitalista empiezan a considerarse como estados superiores, como campeones de la civilización y del progreso. Ahí se van generando diferencias cada vez más groseras entre la riqueza y el poderío de unos y la pobreza y la debilidad de otros. Entonces, aparece la antropología que empieza a estudiar la cultura, descubre que hay diferentes culturas y se empieza a pensar a ciertas culturas como la cultura de los otros. Esto de construir otredades es algo que se da permanentemente en nuestro psiquismo. Y tiene que ver con la conformación de nuestra identidad. Cada individuo construye su identidad incluyéndose en un nosotros. Y paralelamente, construye otredades con aquellos a quienes no considera como pertenecientes a ese nosotros. Acá vamos a ver cómo dentro de nuestra sociedad, vamos inventando otredades, vamos trazando líneas divisorias que nos separan de ciertos grupos de seres humanos. Y vamos a tratar de descubrir los mecanismos por los cuales construimos esas otredades.
vamos a ver que estamos habituados a hablar de los bolivianos, o de los piqueteros, o de los pibes chorros, como si no tuvieran nada que ver con nosotros. La antropología trata de entender cómo se construyen esas diferentes otredades, o sea, esas identidades culturales. En la próxima clase vamos a hablar un poco más de cómo empezó la antropología.

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